Para que no nos atrape del todo con los primeros fríos y su lluvia de hojas, os propongo una receta muy cremosa y energética con la que podremos utilizar los últimos frutos rojos del año. .
Esta receta está inspirada del famoso no-bake cheesecake neoyorkino, aunque, al parecer, la idea original es muchísimo más antigua que la Gran Manzana… viene nada menos que de Grecia, y se utilizó ya para dar energía a los atletas de los primeros juegos olímpicos, celebrados en el año 776 a.C., según cuenta este repostero neoyorquino.
La versión que os presento se hace toda en frío y la he adaptado para que salga de lo más rica con nuestros ingredientes locales, en concreto, con un buen queso fresco de oveja (volvemos a los orígenes griegos de la receta) y con las típicas galletas «maría» de toda la vida, aunque también la podéis hacer con galletas sin gluten, tipo pasta o espéculo, por ejemplo.
La receta
Ingredientes
Para una tarta de 4-6 porciones, utilizando un molde desmontable de 18 cm de diámetro:
- 250 gr. de galletas maría (las galletas con arándanos y linaza de Biolíbere también podrían ir muy bien; también podéis utilizar galletas sin gluten)
- 120 gr. de mantequilla
- 200 gr. de queso fresco de oveja
- 200 gr. de mascarpone o queso crema
- 20 cl de nata líquida (entera)
- 100 gr. de azúcar glas
Para la decoración:
- Un par de peras (o una pera y una manzana)
- Caramelos (por ejemplo, violetas de miel)
- Frutas del bosque, mermelada al gusto…
Elaboración
- Poner las aspas del montador de nata en el frigorífico (o congelador), junto con el recipiente en el que se va a montar.
- Desmenuzar las galletas y mezclarlas con la mantequilla reblandecida hasta formar una pasta (tipo «crumble»).
- Forrar el fondo del molde con papel de horno y extender la pasta de galletas por el fondo para formar la base de la tarta, procurando que suba un poco por todo el borde (haciendo como una especie de cuenco). Comprimir con los dedos para que cobre consistencia (pero no demasiado, si no, será muy difícil cortarla luego) y reservar en el frigorífico
- Batir (a mano) el queso fresco de oveja con el mascarpone y el azúcar glas. Reservar en el frigorífico
- Montar la nata muy firme y añadirla a la masa de quesos y azúcar
- Verter la masa de queso y nata en el molde, encima de la base, rellenando hasta arriba y alisando la superficie.
- Reservar en el frigorífico al menos 4 horas
Decoración
- Cortar las peras en láminas finas y colocarlas sobre papel de horno en una fuente de horno, con un caramelito (idealmente, de miel y violetas, por ejemplo) encima.
- Hornear a 180º durante 12’
- Cuando el caramelo haya fundido, extendiéndose sobre las láminas de la pera, sacar del horno y dejar enfriar hasta que vuelva a caramelizar.
Montaje
- Tras un mínimo de 4 horas en el frigo, sacar la tarta y desmoldar con cuidado, separando bien el borde de queso con un cuchillo o una lengua fina
- Alisar si es necesario y pegar las láminas de pera y caramelo por los bordes (además de decorar, mantendrá firme la tarta)
- Añadir por encima arándanos, fresillas, frutillas del bosque… cuando ya no tengamos estas frutas, podemos optar por cubrir la parte de arriba con las láminas de pera/manzana y caramelo, o bien cubrirla con una capa de mermelada o gelatina de fruta al gusto (le van muy bien las de pera, fresa, albaricoque o frutas del bosque). A las niñas y niños les encantará participar en esta fase de la receta.
Propiedades
Esta tarta es obviamente muy calórica y energética. Llena bastante, así que es mejor servir porciones pequeñas.
Se puede hacer prácticamente con todo tipo de queso blanco (estaría bien probar con queso de Burgos, por ejemplo), utilizar ricota en lugar del queso de oveja, o quesos fundidos en lugar del mascarpone, o incluso utilizar menos queso y más nata. Tras probar varias mezclas, esta me ha parecido la mejor por su equilibrio de sabor, y también por ser una de las más ligeras y digestibles gracias al queso de oveja (con ricota suele quedar más blanda y «caerse» en cuanto se corta).
En las recetas anglosajonas tradicionales se echa azúcar también a la base de galletas y mantequilla. Algo completamente innecesario (las galletas ya llevan azúcar) con lo que solo se consigue empalagar un postre que es ya suficientemente dulce y sabroso. Es importante no desmenuzarlas demasiado (si se hacen “polvo”, después costará mucho cortar la tarta), ni demasiado poco (en cuyo caso no proporcionarían una base suficientemente sólida para la tarta).
Las socias y socios veganos seguramente sabrán que existen alternativas utilizando coco (grasa y pulpa), puré de anacardos y otros frutos secos. Encontraréis muchas en línea sin dificultad bajo el apelativo de «cheesecake vegano».
Espero que disfrutéis con esta receta.
Esta receta es
✅Gourmet ✅Vegetariana
✅Sin huevo ✅Completa ✅Energética
¡Feliz otoño!
Créditos
Receta original tradicional, adaptada con productos locales. La idea de las láminas de pera se ha tomado de ChefClub.
Fotografías de Lola Illamel.