En agosto fue el cumpleaños de mi hija, que tuvo ganas este año de celebrarlo con una pequeña fiesta en casa. Me tocaba pues preparar el buffet. Entre las 15 invitadas teníamos una vegetariana, una vegana, y una intolerante al gluten y a la lactosa. Esto suponía preparar varias tartas distintas, o bien aprovechar la ocasión para inventar una nueva receta de carambola. Eso sí, tenía que ser apta para los paladares más tradicionales y más recalcitrantes a las novedades: los de un buen puñado de grandes adolescentes. Y aquí la tenéis.
Inspirada de la famosa tarta Sacher vienesa, partimos de un bizcocho de chocolate vegano y sin gluten recurriendo a nuestro maravilloso mix de psyllium, semillas de lino y semillas de chía, y después añadimos una capa de crema chocolatada para la que utilizaremos tofu sedoso o blando, y otra de mermelada de albaricoque (sin gelatina, por supuesto, para que sea vegana).
La receta paso a paso
El bizcocho
- 200 gr. de harina de arroz
- 50 gr. de harina de castaña
- 2 cucharadas soperas de mix psyllium-lino-chía
Mezclamos todos los polvos por un lado y los líquidos por otro. Vertimos los líquidos sobre los sólidos, mezclamos bien y después vertimos la mezcla en un molde para tarta desmontable de 18 cm de diámetro, previamente untado con un poco de aceite para evitar que se pegue el bizcocho. Horneamos unos 30′ a 180º. Verificamos la consistencia, sacamos del horno y ponemos a enfriar.
La crema chocolatada
- 140 gr. de tofu sedoso
- 50 ml. de leche de arroz
- 70 gr. de chocolate negro de hacer (o para postres)
- 2 cucharadas de azúcar completo
- 1 punta de agar-agar en polvo (optativo, para mejorar la consistencia)
Mezclamos la leche en frío con el agar-agar. Calentamos removiendo constantemente hasta que empiece a hervir. Dejamos que hierva 30 segundos y entonces echamos el chocolate troceado y continuamos removiendo hasta que se derrita por completo. Echamos esta mezcla en la batidora junto con el tofu y batimos bien hasta que se forme una mezcla homogénea. Reservamos en el frigorífico.
Montaje
- Mermelada de albaricoque
- bizcocho de chocolate
- Crema chocolatada
Retomamos el bizcocho —si está ya frío— y lo cortamos en tres capas. Es una operación delicada. La facilita utilizar un cuchillo grande, ancho y plano, mojado con agua caliente. En todo caso, no importa mucho si se rompe un poco o queda agrietado, pues luego la tarta tomará consistencia gracias a las capas de crema y a la cobertura.
Lavamos el molde desmontable, lo volvemos a montar y ponemos en el fondo la capa inferior del bizcocho. Después ponemos una capa espesa de nuestra crema chocolatada. Lo metemos en el frigorífico hasta que la crema se solidifique lo suficiente como para sostener la segunda capa de bizcocho (una media hora, más o menos). Sacamos del frigorífico, colocamos la segunda capa del bizcocho, untamos con mermelada de albaricoque (o de fresa, frambuesa… al gusto) y cubrimos con la capa superior del bizcocho. Volvemos a meter en el frigorífico durante otra media hora por lo menos.
Cobertura
Para la cobertura necesitaremos:
- 100 gr. de chocolate de postre
- Un chorrito de leche de arroz, o bien
- Una cucharada de kudzu y un poco de agua (20 cl.)
- Opcional: una cucharada de grasa de coco (para dar fluidez en caliente y solidez en frío)
La versión más sencilla consiste simplemente en derretir el chocolate con un poquito de leche para que no se queme (eventualmente con una cucharada de grasa de coco), añadiendo más, si se quiere, hasta lograr la consistencia necesaria para verterlo sobre la tarta (un fluido espeso). Para ello sacamos la tarta del frigorífico, desmontamos el molde y la colocamos con cuidado en un plato de servir. Vertemos el chocolate derretido por encima y con la ayuda de un cuchillo ancho lo repartimos bien por todo el lateral de la tarta, hasta que quede cubierta por completo.
Si deseamos que la cobertura de la tarta quede brillante, podemos utilizar kudzu, que además tiene excelentes propiedades nutricionales. Para ello, vertemos una cucharada de kudzu en unos 20 cl. de agua fría. La ponemos a calentar removiendo constantemente. El agua se pondrá primero blanca, y luego irá espesándose hasta adquirir un color casi transparente. En ese momento la mezcla está lista y podemos verter un chorrito sobre el chocolate listo para fundir. Fundimos el chocolate normalmente y procedemos a verterlo sobre la tarta, como se ha explicado en el párrafo anterior.
Por último, volvemos a colocar la tarta en el frigorífico hasta el momento de servirla.
Decoración
Antes de servirla, podemos decorar nuestra tarta como nos guste, por ejemplo, espolvoreando un poco de azúcar glass. Otra opción, para chocófilos empedernidos, sería trocear finamente unos granos de cacao crudo para añadirle ese punto amargo que tiene. O bien, como hice yo en mi tarta, colorearla con una mezcla de flores, frutos secos y especias (contenía trocitos de frutos rojos secos, botones de rosa y pétalos de malva secos, vainilla y cilantro).
Como veis, la receta es bien entretenida, pero merece la pena. La he probado con tipos de personas diferentes y ha sido siempre un pequeño éxito. Además, es muy digesta.
Características dietéticas
Este postre es:
✅Original/gourmet ✅Vegano
✅Sin gluten ✅Sin lácteos ✅Sin huevo
✅Completo ✅De bajo índice glicémico ✅Digestivo
Espero que os guste y, si la probáis, no dudéis en dejar algún comentario.